jueves, 15 de marzo de 2012

Dar todo a cambio de nada.

Has abierto la puerta, y sin quererlo te has fijado en la calle por la que paso todas las mañanas. Aunque tu cabeza lo desmienta, tu corazón no ha podido evitarlo.


Miras abajo, y un pequeño sobre morado asoma entre el  felpudo que da la bienvenida a tu casa. ¿ Lo tomarás? Como si se tratara de un gato curioso, al fin accedes a cogerlo, y con un gesto suave, cierras la puerta y entras de nuevo a tu salón, donde ya llega el olor del café recién hecho.


Te sientas un tanto intrigado en el sofá de cuero, y resoplas porque eres incapaz de echarle coraje y dar el paso de abrir esa carta. Siempre has sabido que sólo al verte, mis ojos centelleaban  como si lo que estuviera viendo fueran las velas encendidas en mi tarta de cumpleaños y tuviera unas ganas terribles de pedir un deseo.


Tus suaves manos rasgan el sobre donde se encuentran las últimas palabras, el último suspiro... el final de una larga espera...     








..."El problema no era creer que no me llamaras. El problema estaba en tener la certeza de saber que estarías haciendo cualquier otra cosa, pensando simplemente en algo opuesto a lo que yo era. Sería incapaz de recriminarte nada, porque sé que nunca me has mentido. Siempre me habías dicho y advertido ( en repetidas ocasiones) qué era lo que querías. Yo lo respeté, pero había cosas que no me encajaban.


¿Por qué tuviste que venir a verme cada día durante un mes cuando nos conocimos? ¿ Por qué tenías la sensación de que estar sentado a mi lado era perfecto? ¿ Había algún motivo para querer correr tanto? ¿ Por qué quisiste dármelo todo tan rápido?


Simplemente quería acercarme a ti, conocerte... ser dos jóvenes más que empiezan una hoja en blanco, de cero, y ver dónde nos llevaba. A mi me has dejado sin lápiz, y has triturado el folio delante de mí. Ahora no entiendo nada. He dado todo lo que podía darte, te demostré en repetidas ocasiones que no has sido algo más ¡ iba todo en serio! Y parece que sólo has aprovechado la ocasión, y como sabes que será de nuevo mi corazón frágil,confías en que volveré a caer en tus brazos.


Mis lágrimas resbalan por mis mejillas a la vez que intento escribirte estas últimas líneas, pero he de hacerlo. He decidido dejar de insistir por algo absurdo, de algo sin recompensa. No he recibido nada de tu parte, y eso duele más que cualquier tortura. Me he cansado de soñar, de creer que un día vendrías en mi busca y me dijeras... "ELENA, ERES TÚ A LA QUE QUIERO"...






Y así es como, sin pensártelo dos veces, te deshaces de aquella maldita carta, coges las llaves de tu coche y sales a la calle, simplemente a conducir. Piensas que no pierdes nada sin aquella chica, pero otra parte de ti... yo confío, en que no quería desprenderse de mí.















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