jueves, 29 de noviembre de 2018

Quiero ser


Querido yo:
He vuelto. No sabía cómo hacerlo, pero estoy aquí. He evolucionado tanto hacia atrás y hacia adelante que es difícil hacerse una idea de mi verdadero alma.

He regresado para decirte que tengo casi la certeza completa de que he encontrado lo que tanto tiempo ansié poseer: una definición. La mía. Quién soy, quién quiero ser y por qué. Y lo tenía cerca. Tan cerca que lo veía cada mañana y cada noche, vivía entre sus paredes y grabó sus valores muy dentro de mí. Siento la satisfacción de haber encontrado mi camino, ahora solo necesito la fuerza para seguirlo. 

Proyectar mi sueño en su máximo exponente es verle a él. Tiene la seguridad de un guerrero en campo de batalla, una mirada impasible, un corazón de león. Camina discreto, escucha pausado y habla con determinación. Admiro sus ganas y su pasión, la manera en la que mira las dificultades y su actitud de ganador. Sentirse en sus manos es respirar paz después de una guerra, es henchirse de orgullo, es una explosión de color. Su nobleza le hace honrado, le sientes cercano, y aquello que vives de su mano se hace efímero como el verano.
Ojalá repetirte, ojalá encontrarte en cada nuevo rostro y nueva historia. Quiero ser como tú porque tú eres lo más grande. Me has enseñado tanto en tan poco tiempo que estoy tratando de ordenarlo y ordenarme. Prometí no sentir, pero sería de necios no hacerlo. Me has dado fe cuando la daba por perdida, me has dado alas cuando más las necesitaba, y me has hecho ver que se puede ser cristal para brillar y no romperse. 

Te debo mucho a ti, mucho de lo que hoy hay en mí. Ojalá el mundo tenga la suerte de tener un pedacito de ti para sí.

Gracias R.