lunes, 19 de marzo de 2012

Bajo mínimos

Me duele el pecho. Estoy cansada. Ya no tengo lágrimas. Te quiero, no te quiero, te quiero, no te quiero... Me he quedado sin margaritas para deshojar. La última me ha dicho que tire la toalla, que sólo me humillo a mí misma. ¡ QUE YA VALE DE SUFRIR, MENTIR Y CEDER! Es como vivir solo cuando sueño: allí tengo a mis amigas, riendo, bailando, bebiendo... y le tengo a ÉL. Y por unos instantes soy su princesa, me quiere, se abraza a mí y me recuerda que siempre estará ahí. Después me despierto y deseo volver a dormir; porque no quiero pensar que nada de lo que siento va a ser correspondido, que mi YO, y mi orgullo han muerto para siempre.



No hay comentarios:

Publicar un comentario