A mi me duele ver cada día que me despierto la distancia, siento una agonía en el pecho que no me deja respirar... y mi mente, aunque inútilmente, intenta pensar en otra cosa y sonreírle al nuevo día. Mi mente es demasiado débil... pero me disfracé de chica valiente y fuerte, que podía hacer y ser mucho más de lo que era. Y ahora he aterrizado de repente... Estoy a demasiados kilómetros de distancia, no puedo compartir toda mi vida como me gustaría, y cuando pienso en lo que estarás haciendo, con quién estarás y dónde... vuelve a oprimirme el pecho una fuerza sobrehumana. Me dan ganas de llorar, pero siempre he conseguido sacar una razón para sonreír. Intento no pensarlo: " sólo estoy yo, no quiere a ninguna otra", pero no me está funcionando.
Están ELLAS, mis otras conciencias. Me conocen casi mejor que yo a mí misma, y siempre que les he pedido consejo han acertado con creces. Me repiten una y otra vez que DISFRUTE MI ADOLESCENCIA , y que... ¿quién sabe? Quizás esta nueva persona me enseñe cosas nuevas, aprenda, y haya merecido la pena conocerle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario