"...Después de escribirnos quince cartas al mes, en tu última carta, por fin, una cita a ciegas..."
"...Volveré cuando la vida me recuerde tanto a ti, que no pueda dar un paso, sin pensar en ti..."
"... Bailar pegados, como a fuego, abrazados al compás, sin separar jamás, tu cuerpo de mi cuerpo..."
Oíamos un pequeño sonido de fondo. Era como una alarma que hacía que despertáramos de un largo letargo y volviéramos al mundo de los vivos; pero sinceramente, era la mejor forma que podía haber para hacer que nos levantáramos. Eran suaves melodías, con sus baladas, pop, algo de rock... Hacían dulces las mañanas de domingo, en las que Ella, sin quererlo, había despertado en sus dos hijas al poner la "cinta" en el radio cassette, el amor por una misma música, por una sola VOZ.
Tarareábamos, cantábamos, bailábamos... vivíamos al son de las mismas canciones, cintas y discos que podrían desintegrarse de tanto funcionamiento... pero nos encantaba, porque nosotras mismas creábamos una atmósfera, un ambiente separado de la realidad.
Después de casi dos décadas, esa misma voz sigue en la cima; siempre estará por encima de las demás. Él. Es capaz de llenar el escenario más grande con esa voz ronca, sacada de dentro... Su carisma ha hecho que sea conocido en cada rincón del país, y haya llegado también a latinoamérica, porque a parte de ser ( y me atrevo a decir sin ningún reparo) que es y será una de las mejores voces españolas de todos los tiempos, tiene esa peculiaridad de ser cercano con sus fans, querer llegar a todos y cada uno de los gustos musicales, a todo tipo de personas, con diferentes edades... No podría describir con palabras a la altura de lo que esa voz me hace sentir.
La música no sólo se escucha, se puede sentir, tocar, e incluso ver. Yo, en Josep Capdevilla ( que es su verdadero nombre) tengo mi propia representación gráfica de lo que es, para mí, la MÚSICA.
GRACIAS SERGIO:)
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