viernes, 16 de septiembre de 2011

Todo aquello era esto.

Soy yo. Sí, una vez más. No puedo evitar que me siga rondando aquella frase, cuando ya no sé qué hacer ni qué decir para remarcar que todo lo que siempre he dicho es cierto.

Todo lo que yo quiero ahora no es posible, y me duele, pero la verdad en ocasiones provoca dolor. No veré desde mi ventana tu calle, no veré cómo paseas de vuelta a casa, ni cómo sonríes con tus amigos; tampoco estaré los domingos a tu lado, ni veré cómo se enfría tu ciudad entera en invierno. Y todo esto lo necesito, porque temo que me olvides.


Quiero que estés tranquilo, porque si temes que sea yo la que, por muy lejos que estemos, haga como que no pasó ni sintió nada en tres largas semanas, estás equivocado. Estoy segura de que tienes la certeza de que sabes que eres mi primer pensamiento de cada mañana, el último de cada noche, y el único de cada día. No seré la chica junto a la que te despiertes cuando amanezca (aún), pero "dame el tiempo que me haga falta y prometo invertirlo en caricias en tu espalda".




Sé que cuando estás con una persona es inimaginable pensar que hay otra que pueda amarte de la misma manera, o incluso más; pero deberías saber que todavía no sabes cómo sería una vida conmigo, y que si quieres tendrás oportunidad de probarlo. Confía en mí, pues yo no creí que pudiera sentir esto, pero definitivamente, estic engantxada a tu.




Más que nunca estoy segura, te quiero.

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