domingo, 18 de agosto de 2019

Endless summer

El verano. La estación con mayor cantidad de reencuentros y despedidas.
Holas y adiós que curan y matan a partes iguales. Kilómetros de ilusión, de vida, de ganas, que vuelan y se hacen pocos cuando en lugar de destinos vemos personas.

¿Hasta dónde serías capaz de llegar por volver a sentir tu piel contra otra piel?
Yo lo tengo claro. No hay frontera contra la voluntad.

 La voluntad lo es todo. Durante el viaje de ida te preguntas cómo será tu bienvenida, si tus expectativas se verán cumplidas. Los nervios de llegar a tiempo y no perderte ni un minuto de la aventura que está a punto de comenzar pueden hacer que las horas se pasen como una eternidad, pero el aterrizaje más esperado merece la pena. Y una vez que se produce el reencuentro todo es completamente distinto a como lo imaginaste. Todo se vuelve mejor y cargado de emoción.
Sin embargo, la frase "el paraíso tiene más de con quién que de dónde" es completamente una realidad. Puedes estar perdido en un desierto, o estar en el banco de debajo de tu casa, que la persona que te acompaña puede convertir ese lugar en el mejor del mundo. Y es que para mí, tú eres el mejor paisaje. Ya he disfrutado de tus vistas cuatro estaciones, y me he sentido igual de bien con un frío polar que con un calor de justicia. Y eso es lo único que pido: poder seguir disfrutando de las vistas.

Gracias por invitarme a vivir una aventura de este calibre a tu lado. Gracias por dejarme disfrutar de tu mano. Te entiendo y te comprendo, y no exigiría nada que fuera contrario a lo que eres tú. Un alma libre, un lobo solitario... así fue como te conocí y como te hiciste un hueco en mi vida. Es difícil no engancharse a la sensación maravillosa de acariciar tu piel y verte al despertarme. Es complicado vivir con kilómetros de distancia, pero quiero seguir estando aquí.  Para lo que venga y para lo que quieras.


Querer no es algo malo, es inevitable.

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