jueves, 16 de junio de 2011

Rutinas.

Caminas y hace frío. Todavía notas tu mano caliente del café que acabas de terminar, pero esa sensación se evade muy pronto, pues la temperatura de esta mañana es más propia de los países nórdicos que de este país.

Como cada mañana, las calles están llenas de gente que van de un lado a otro sumidas en sus propios pensamientos. ¿A dónde irán? Son cosas que te preguntas, pero que jamás lograremos encontrar la respuesta. Tú sólo los observas. Ves que andan casi rozándote, que llevan prisa, y que para ellos eres completamente invisible.

Despertarte casi con el sol, vestir lo más abrigado que encuentras y ponértelo encima del pijama y todavía tienes frío. En ese momento es cuando recuerdas el sol, la playa, las noches de verano en las que sales a la calle, y oyes solamente tu respiración, tus pensamientos gritar y una sensación de paz enorme. También piensas en los meses de relax de verano, y el contraste con lo que ahora ves. Miles de personas volviendo a su rutina...



No. Nosotros no estamos de vuelta a la rutina. Comienza ahora nuestro descanso. Estoy segura de que si algún día nuestro día a día fuera el mismo, cada día tendría su punto original. Harías especiales las mañanas, las comidas. No existiría la monotonía. Vivir a tu lado es mi otro sueño, y si se cumpliera, amaría hasta los inviernos.




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