martes, 14 de mayo de 2019

C'est fini.


Y llegó el día. 
Ese en el que todos los cafés del mundo iban a ser amargos por mucho azúcar que le echara. Ese día lleno de miradas que dicen adiós. Despedidas a ciudades enteras, a nuestros bares, a lugares que no van a ser lo mismo si no voy contigo. 

He tenido la fuerza suficiente para no hundirme teniéndote a mi lado. He querido acompañarte en todo lo que he podido siendo un apoyo y no un problema. No sé cómo se puede demostrar felicidad llorando. Es una antítesis que todavía no he llegado a comprender. 

Me inspiraste desde que empezamos a vivir aventuras y a compartir kilometraje. Nunca has dejado de mirarme con esa atención que sólo saben darme tus ojos grandes. Eres alguien que se forjó a sí mismo desde sus inicios y cada vez que te veo más me enorgullece ser testigo cercano de lo que estás construyendo. Entiende que hoy me sienta un poco egoísta: me has dado tanto bueno en tan poco tiempo que no quiero que se acabe. Pero es un hasta pronto, lo sé. Ojalá el mundo supiera de ti, tengo tanto todavía que aprender a tu lado...

No sé expresar con palabras todo lo que ha recorrido mi mente este tiempo, pero espero haber podido demostrarlo. Al igual que tú, aquel que decía que no tenía "detalles" pero que se ha recorrido sin necesidad aparente kilómetros de más para compartir horas conmigo. Y sólo conmigo.  Y eso me hace ser la persona más afortunada. 

Gracias infinitas por elegirme, por dejarme estar y ser. Gracias por ser calma cuando me atacan todos mis demonios. Gracias por querer. Porque las excusas no existen cuando hay voluntad. Por mil millones más de planes "precipitados". Gracias de corazón. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario