miércoles, 23 de enero de 2019

Me he dado cuenta


Soy consciente del momento que nos ha tocado vivir. Con sus relaciones fugaces y sus sentimientos inexistentes. Un mundo lleno de personas que en realidad están vacías. Pero qué va, algo tenía que pasar para darme cuenta de que no es posible hacer todo el camino vestido con una armadura.

Y qué pasa si quiero querer, si quiero cuidar. Si sólo deseo una boca, si sólo pienso en el roce de unas manos. Me he dado cuenta de todo de lo que sería capaz por alguien verdaderamente importante en mi vida. Y es que, querer, también es desear lo mejor para el otro, aunque sea duro. Aunque no nos guste. Pero joder, daría lo que fuera por que esos ojos fueran lo primero que viera al despertar. Amar, lo que se dice amar, es un término tan confuso como grande. Es complicado saber cuál es el límite de uno mismo para expresar lo que siente, no se si por miedo o por vergüenza, pero tengo tanta felicidad en el cuerpo que desearía gritarle al mundo todo lo que me gustas. Y lo que me encantas, lo que te admiro, lo bonito que eres.

Tengo miedo de ser transparente, de que mis sentimientos puedan leerse con la misma facilidad que estas palabras. Tengo miedo de quitarme la coraza, de dejarme querer y de querer yo aún más.  Contigo he vivido tres vidas de aventuras, pero quiero coleccionarlas todas.  Las buenas y las menos buenas, pero que sean siempre contigo.

Tú, que vienes con esa fuerza de alta mar, que me traes paz y sosiego. Tú, que viniste para quedarte. Tú... energía de mis días. No hace falta ya decirte las ocho letras que nos separan de ser eternos.


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