jueves, 3 de enero de 2019

Besos de coulant


Arriésgate. Porque los triunfos nunca llegaron en la zona de confort. 
Lucha por lo que quieres. Porque duro te hace el camino, y aunque pierdas la fe algunas veces, debes perseverar.

Dile que le echas de menos.  Total, tu cabeza lo sabe y tu corazón lo siente, ¿qué puede salir mal?


Tic. Tac. Tic. Tac.

No. No es una cuenta atrás. Es mi yo interno que ha resurgido de su letargo. Son las mañanas que antes eran frías y sin razón de ser, y ahora todo tiene un por qué.  Todo es tiempo.  Todo se divide en el tiempo que compartimos o en el que me queda para volver a estar contigo. Y mientras, vivo. Vivimos. Pero lo hago con esa fuerza del huracán que no pide permiso para arrasar, y joder, qué poderosa me siento. Por fin puedo ser yo, por fin puedo quitarme la armadura.

Cada vez que estoy parada en un semáforo en rojo, recuerdo cuánto me gustan cuando estoy contigo, porque sé que son una excusa perfecta para mirarte a los ojos y robarte un beso. 
Besos. De esos que te llenan la mente y el alma de adjetivos calificativos positivos. De los que te dejan sin habla, de los que dejan correr libre la imaginación. Besos sabor coulant.

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