domingo, 22 de mayo de 2011

Todos tenemos una gran pasión.

Podría haber sido una enamorada del piragüismo, de la cocina, de las compras o simplemente no tener ninguna pasión. Sinceramente, creo que todo el mundo tiene algo con lo que se distrae, que le llena, y que siempre lo tendrá ahí para despejarse en los malos momentos. Entre mis muchas pasiones, tengo una, con la cual creo que si no la digo, nunca llegaréis a conocerme, porque para mí es muy importante, por muy tonto que parezca. Después de los grandes pilares de la familia y los amigos, viene este que ahora os contaré.

Hace tiempo, y no sé exactamente cuánto, vi a alguien que me cambió la vida. Pensaréis que soy exagerada, aunque ni siquiera sabéis de qué ni de quién hablo, pero gracias a mi "pasión" he conocido a mucha gente especial.

Voy a aclararme. Una de mis pasiones y el gran tema de hoy es el fútbol. Sí, una chica a la que le gusta el fútbol, ¿por qué no? Ahora que le he cogido de verdad el gusto a disfrutar los 90 minutos de partido, a sufrir cuando vamos perdiendo y a gritar de alegría cuando ganamos, cómo me hubiera gustado poder sentir lo que hoy siento desde que era pequeña... Pero no me lamento por ello, aunque podría haber podido jugar y aprender, algo que no habría estado mal.

Mi verdadera pasión por este deporte llegó de la mano con un pequeño gran jugador ( la gente puede pensar ahora; "claro, ya sé por qué le gusta el fútbol, por un futbolista". Pues no, no solo por él veo partidos o me gusta hablar de fútbol, pero sí es una parte importante. Muy importante.

Su nombre es Bojan Krkic, y podría contar su biografía entera, pero para eso está wikipedia. Yo sé por qué me gusta. Encarar a portería, olfato innato goleador, inteligente, fuerte, con hambre de gol, nunca se rinde, chuta siempre y no duda, porque confía en él, en sí mismo, sabe que puede y que es de los grandes. Así es Bojan, un chico joven, con gran potencial físico y un diamante en bruto. Sinceramente me encanta.

Algún entendido de este deporte podría criticarlo por no ser constante, por no ganar botas de oro, balones de oro, por no ser de los más goleadores de su equipo, o por ser "malo" como muchos dicen... Él tiene 20 años ( 21 hará el 28 de agosto) y de momento y si observamos toda su carrera anterior, este chico a dado pasos agigantados siempre por delante de lo normal. No puede ser malo un jugador con más de 800 goles en la cantera y con este espíritu de trabajo tan fuerte que tiene. Hay que valer para estar en el banquillo y sufrir por no jugar, y ante todo NO rendirse, porque él sabe que el FC Barcelona es el club de sus amores, él ha mamado desde pequeño esa filosofía y sabe que tiene un hueco en este club y por ello trabaja día a día, y si el entrenador le cede 15 minutos de partido él lo dará todo, y poco a poco le demuestra que vale para este equipo.

El fútbol es una forma de vivir, de comportarse, de ver la vida, de pasar el rato, de divertirse, de unir personas de diferentes clases, lugares y creencias. A mí, de la mano de Bojan, me han enseñado a creer, a luchar por lo que quiero, a soñar y a descubrir algo maravilloso, un deporte muy sonado en todo el mundo, pero que pocos llegan a entender.


Recuerdo un día de mayo del año pasado, que vi en la televisión una rueda de prensa de Bojan, en la que salía hablando del final de temporada. Me resultó extraño que estuviera en un hotel haciéndola, y más tarde me enteré que estaba preparando un campus para el verano, en el que irían niños y podrían conocerlo de cerca. No lo dudé, y fui rápidamente a Internet a enterarme de todo.


Unos meses más tarde, no sé cómo, pero allí estaba, en Puigcerdá, al lado de Bojan y de 200 personas más, construyendo la semana más perfecta de mi vida, la más soñada, la más recordada. Y es que había sido así, acababa de cumplir un sueño, difícil, sí, pero además, me había llevado el cariño de muchas otras personas que jamás olvidaré.

Aprendí a que queriendo, siempre se puede. T'estimo campió.


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