jueves, 29 de septiembre de 2011

Historias normales II

Me prometí a mí mismo no acudir. ¡Ni pensarlo! Había hecho hacerme quedar como un pobre idiota que quería disculparse por haberle contestado mal a una chica. Por una vez que me comportaba  como un buen chico y que me hubiera dado plantón no me había sentado nada bien. Le di muchísimas vueltas, pero la curiosidad que sentía por aquella chica no tenía límite, así que la esperé. Llegó casi corriendo con su carpeta apoyada en el pecho, como en las películas. Estaba guapísima. Intenté poner cara de duro, pero con ella no podía. Tuve que empezar la conversación.


- Pensé que me habías dado plantón, niñata.
- Hola a ti también, empanado --- contestó ella.
- Oye, yo he venido a disculparme, no a volver a discutir contigo. Sé que mi contestación no fue la correcta, así que te pido que olvidemos esto y que volvamos a empezar de nuevo. Me llamo Mario, encantado.
- Yo soy Emma; y lo siento yo también por llamarte empanado, pero es que deberías haberte visto la cara en biología.
- Gracias. Tú también estás muy favorecida cuando se te cae la cabeza en Historia porque te entra el sueño.






Nos fuimos a casa sonriendo. Aquella estúpida conversación fue el inicio de una historia inigualable. A medida que continuaba el curso, nos fuimos conociendo más, y yo sentía que me atraía y que debía decírselo. Emma estaba empezando a volverme loco. 
Para el mes de diciembre, unos días antes de las vacaciones de Navidad, en unas fiestas de Badalona, fue la primera vez que la besé, que nos liamos; y sus besos superaban con creces a cualquier otros que yo hubiera probado.


Nuestra historia duró solo un año. Hasta segundo de bachiller. Ella fue a estudiar a la Universidad de Lleida y allá conoció a un chico extremeño, del que decía que estaba enamorada. Yo me quedé estudiando en la Universidad de Barcelona, y también conocí a una chica del equipo de voley, que me acabó gustando mucho. Nunca perdimos el contacto, y ella me iba contando sus andanzas por aquella Universidad llena de gente desconocida.
Cuatro años más tarde, nos encontramos por casualidad en la cafetería de la Rambla d'Egara, aquella en la que íbamos los viernes por la noche cuando aún éramos novios adolescentes. Nos saludamos y empezamos a charlar, y a las horas, yo creí haber rejuvenecido un par de años, cuando todavía tenía aquel pelo a lo "bieber". Te agarré por la cintura y te volví a besar, como si entre nosotros no hubiera pasado el tiempo.




Y ahora, volvemos al punto inicial. Tú dejaste a aquel chico, y la que era mi novia se lió con uno de mis amigos. Sinceramente nunca fue un trauma para mí; yo siempre había tenido a una única chica en la cabeza, mi corazón solo quiso a una persona, pero yo no me había dado cuenta hasta que te volví a ver en nuestra ciudad, a mi lado. 


Terrassa sigue siendo nuestra ciudad, Emma.






-

Historias normales I

Hoy he vuelto a cruzar la calle, aquella misma en la que comenzó una historia a la vez que empezaba un nuevo curso. Cómo me acuerdo de aquellas aceras, aquellos edificios. Los miro y vuelvo a ser un adolescente, un alumno de 16 años que entraba por el gran portón del instituto cada mañana con cara de sueño. No puedo evitarlo. También me ocurre cuando estoy cerca de este lugar.Todo me hace pensar en ella y en cómo la conocí.

Mis amigos y yo pasábamos horas hablando; comentando las ganas que teníamos de que empezara la temporada con nuestro equipo de fútbol, las pocas que teníamos de volver a la rutina y a las clases, rememorando las borracheras veraniegas, haciendo de recuento de líos de verano... y también estudiando a nuestras nuevas compañeras de clase. Sí, no lo podíamos  evitar (creo que a día de hoy tampoco) aunque nos lo hubiéramos propuesto. No cuando desde el primer día me tocó sentarme junto a ella. Aún recuerdo el olor de aquel pelo rizado y me recorre por la espalda un escalofrío. Era una chica preciosa.

Siempre que tengo que ir a la oficina, debo coger el metro que queda dos calles más a la derecha de mi antiguo instituto, y a veces, no puedo evitar volver y echar la vista atrás:

Clase de biología a primera hora de un martes. Siempre había odiado aquella asignatura, pero con Emma, que así se llamaba la morena que me quitaba la respiración cada vez que la tenía a mi lado, se me hacía más que agradable. Su primer comentario hacia mí,minutos antes de que sonara el timbre, no fue lo más bonito que hubiera deseado, porque sólo me dedicó un: " para ser un alumno de bachillerato, estás un poco empanado en las clases, ¿no? La cara de "empanamiento" se me puso cuando oí lo que me acababa de decir. Pero no podía dejar que esa niñata (por muy maravillosa que me pareciera) me ganara la partida, así que saqué toda mi hombría y solo pude responderle: " y tú para ser una niñata, tienes los humos muy subiditos, ¿no?  Me arrepentí de haberlo dicho nada más acabar de pronunciar la última palabra, y como era de esperar, la bofetada que me dio tampoco la olvidaré jamás.

La siguiente hora de clase era inglés, y ya que de por sí tampoco se me daba muy bien, ese día estuve solo de cuerpo presente; pues yo sentí haberme quedado para siempre en la clase de biología.

Transcurrieron dos días; y el jueves, de nuevo en el aula de ciencias, notaba a Emma con cara de enfado, como si me fuera a fulminar con la mirada si le preguntaba qué le pasaba, y como si le doliera en el alma estar sentada a mi lado. Al principio pasé de ella; ella había empezado haciéndose la graciosilla y llamándome alelado, pero mi contestación quizás había sido demasiado exagerada.

Por supuesto, a mis amigos no les dije ni una palabra de lo que había ocurrido durante la primera semana. Ellos estaban todavía cursando la ESO, y sólo Miguel y yo éramos los que estaban en bachillerato. Sólo preguntaron si había alguna buenorra en mi clase, así que me resigné y les hice un breve resumen de la anatomía de mis compañeras.

Pasé un fin de semana entero en casa de mi padre, en aquel pueblo de los Pirineos donde tanto llovía, y al no tener ni siquiera cobertura para llamar a mis amigos, solo pensaba en Emma.

El lunes llegué a clase concienciado de que hablaría con ella, aunque no tuviera clase de biología y se sentara en otro pupitre. Cuando entré en mi aula, la vi sentada en las mesas de atrás charlando y riéndose con su inseparable amiga Paula ( que todavía no comprendo cómo pueden tener esa energía a primera hora de la mañana, pero en fin, mujeres). Me acerqué a ellas y solo pude decir: " Mmmm... Hola. Emma, cuando acaben las clases espérame en el portón de fuera, entre los dos bloques de edificios, que quiero hablar contigo. No quería ver ni siquiera la cara que me iba a poner, por lo que volví a mi sitio a sentarme junto a Miguel. 
Durante todo el día no veía la hora en que sonara el timbre que diera la hora de irnos a casa a comer, y estaba más nervioso de lo normal.

Por fin llegó la hora, y cada vez que me acuerdo maldigo lo imbécil que llegaría a parecer. Estuve casi media hora esperando a que llegara; pero nunca apareció, y aquel día me fui con más rabia que nunca a mi casa.

Al día siguiente decidí hacer como que no conocía a aquella niñata, ( juré dejarle aquel mote para siempre) reírme con mis amigos y olvidar que existía. Cuando pasaba a mi lado intentaba pensar en cualquier otra cosa, aunque no me funcionara demasiado. En clase de economía, alguien me lanzó desde la última mesa de la clase una bola de papel. Disimuladamente la cogí del suelo y leí lo que en ella estaba escrito, con una letra redonda y casi como si estuviera hecha por ordenador: " Ayer la empanada fui yo. Lo siento. No empezamos con buen pie, así que espérame hoy tú en el mismo sitio, por favor. Emma."





lunes, 26 de septiembre de 2011

Que no decaiga.

Yo lo que necesito es un billete de autobús. Una oportunidad para dejar de lado por unos días todo esto de  alrededor que forma parte de mi rutina. Lo que ansío es que encuentres una excusa para que cojas el coche, salgas de tu ciudad y te encuentres conmigo. Lo que deseo es poder decir "en 30 minutos quedamos" y poderlo cumplir. Es algo que quiero, necesito...


Yo tampoco me había dado cuenta de que la distancia ESTÁ. Sabíamos desde el principio que ahora durante el año nos acordaríamos de tantas cosas... ¡pero solo han pasado dos meses! Sólo dos y siento que no puedo respirar, que necesito mirarte y que me mires, "estar contigo y que los cinco sentidos me indiquen que estás a mi lado". No sé cómo voy a hacer para calmar esto. Cada día que pasa tengo más ganas... en verdad sería decir "te tengo más ganas". Yo no sabía que se podía echar de menos un único olor, unas manos, unos ojos...





domingo, 25 de septiembre de 2011

"Hair o no hair"

"Ser o no ser".  Liso o rizado. De todos modos... ¿qué más da?


No pretendo dar ningún curso de peluquería ni de belleza, solo que hoy los rizos, tirabuzones o pelos ondulados cobrarán más importancia. En realidad no sólo hoy; vivo rodeada de lujosas melenas que me arropan, y que creo que no podría vivir sin ellas.


Laura. Siempre tuve el pelo completamente liso, sin una ligera onda. Como suele ocurrir en la vida, queremos lo que no tenemos; por lo que he intentado hacerle mil formas de manera inútil.
Comenzaré por mis pequeñas excepciones: morena y rubia. Cada una a su manera, pero las dos son mi rutina junto a mis otras "vidas".


 Está el cabello oscuro, moldeable, que cada día puede ser una figura, y está ella, como siempre con su pequeña timidez para los de alrededor, su verdadero cariño en su círculo de confianza, con sus cotilleos, sus pequeños rebotes y enfados; pero simplemente Yolanda, a la que te puedes hacer rápidamente por la manera en la que te trata y te hace sentir, y sobretodo porque no seríamos nada sin sus risas. "On the other hand" tenemos a la rubia de larguísima melena (sin compararla con Rapuncel). Es una chica peculiar y muy original. Es de las personas más creativas, las que aportan ese humor,los detalles de estupidez para complementar el mío, sus anécdotas de las motos y cualquier otro deporte, su vegetarianismo que nadie creía posible y tantos buenos ratos junto a ella, que todo el mundo desea tener una Melisa en su vida. Es la POSITIVIDAD de todas nosotras.




En casi otro apartado y con su pelirrojo peculiar, también queda hablar de ella. Celia. Es la más pequeñita, pero para nada influye eso en lo que a nosotras respecta. Tiene un lugar guardado en mí, porque siempre sabe estar, es alguien especial y la admiro por su forma de ser. Parece que andas despacito y de puntillas, pero Cé, haces ruido allá por donde pasas.


Podría decir muchísmos adjetivos, recuerdos y sentimientos que tengo al pensar en ellas; pero día a día les demuestro todo sin ser necesario escribir.




Sólo me queda hablar de esos rizos espectaculares que me acompañan cada día. ¿ Y cómo elegir a una de ellas?
Quizá debiera empezar por las ondulaciones rubias; la tentación rubia. Menos años nos unen que las anteriormente citadas, pero ella tiene algo; esa carisma que le hace ser simplemente Paula. Ella sabe que se ha convertido en alguien muy especial para mí, porque es esa sencillez y una sonrisa cada mañana. La felicidad en persona y las ganas de reír.
Cambio de color... al moreno de nuevo. Ondas "again". No tengo exactamente adjetivos para ella. Es original donde las haya y sé que nunca habrá otra SARA. Su locura no conoce de límites y es capaz de hacerte delirar durante horas. Una fiesta nunca será una fiesta si no está ella. Mi Gorrachategui por y para siempre.


En último lugar, pero no por ello menos importantes, llegan las extra-melenazas largas y rizadas. ¿Quién de nosotras no le ha pasado que, al verlas, no les agarre un mechón y digan... ¡qué pelazo!? 


La primera es nuestra modelo. Con ella he vivido momentos desde mis comienzos en este pueblo y los recuerdo como grandes risas jugando a los SIMS y quitándoles las escaleras de la piscina para que se murieran ahogados, paseos a Sina, tardes de deberes y meriendas en casas ajenas... En definitiva; nunca tendré un mal recuerdo de ti. Ahora y después de un par de años eres de "las mías" como todas las demás, y decirte que me encanta toda tu forma de ser, hasta cuando te estresas por los exámenes ¡y resoplas! :) Eres de lo mejorcito, Macarena.


Agárrense, que llegan curvas. Es de las personas más cariñosas que he conocido y es algo que me encanta. Un brazo o un beso a primera hora de la mañana, suyo, es muy reconfortante y ya merece la pena haber madrugado. Es la alegría que lleva siempre en ese cuerpo, la sonrisa y las ganas de disfrutar. "¡Qué mona va esta chica siempre!". Marta, eres el estilo y el glamour en persona, ¿y sabes qué? Que también eres de las mejores personas que he conocido, que sabes lo que significas para mí y que no te preocupes:"hay alguien en alguna parte del mundo que te está esperando, y sí, no te impacientes, que el amor llamará a tu puerta". Te admiro por todo cariño; por todo.


Y luego está ella. Mi otro yo. Todo costó un tiempo, pero poco a poco fuimos uniéndonos, primero las dos, y luego tú me ayudaste con el resto. Te debo tantas cosas que no hay letras ni espacio en las que quepa. Ya sabes lo que me gusta tu humor, tu sonrisa, tus dotes de convinción, "porque yo también tengo una amiga que cuando nos juntamos no somos normales", porque son noches de secretos y confidencias, y porque no puede haber una JUDITH mejor. Gracias por regalarme tantos momentos. Eres espectacular.






Os quiero chicas ;)









viernes, 16 de septiembre de 2011

Todo aquello era esto.

Soy yo. Sí, una vez más. No puedo evitar que me siga rondando aquella frase, cuando ya no sé qué hacer ni qué decir para remarcar que todo lo que siempre he dicho es cierto.

Todo lo que yo quiero ahora no es posible, y me duele, pero la verdad en ocasiones provoca dolor. No veré desde mi ventana tu calle, no veré cómo paseas de vuelta a casa, ni cómo sonríes con tus amigos; tampoco estaré los domingos a tu lado, ni veré cómo se enfría tu ciudad entera en invierno. Y todo esto lo necesito, porque temo que me olvides.


Quiero que estés tranquilo, porque si temes que sea yo la que, por muy lejos que estemos, haga como que no pasó ni sintió nada en tres largas semanas, estás equivocado. Estoy segura de que tienes la certeza de que sabes que eres mi primer pensamiento de cada mañana, el último de cada noche, y el único de cada día. No seré la chica junto a la que te despiertes cuando amanezca (aún), pero "dame el tiempo que me haga falta y prometo invertirlo en caricias en tu espalda".




Sé que cuando estás con una persona es inimaginable pensar que hay otra que pueda amarte de la misma manera, o incluso más; pero deberías saber que todavía no sabes cómo sería una vida conmigo, y que si quieres tendrás oportunidad de probarlo. Confía en mí, pues yo no creí que pudiera sentir esto, pero definitivamente, estic engantxada a tu.




Más que nunca estoy segura, te quiero.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Rápido...

¡Espera! Todavía no te he contado algo que debía decirte. Puede no interesarte, pero a mí esa visión me está torturando. No te confundas, no ha sido una pesadilla. Simplemente es que al no tenerte cerca me duele saber que no podrá ocurrir.

Sabes dónde ocurre, pero si te lo dijera nada más empezar no tendría sentido mi relato. También sé que no te será difícil descubrirlo; pues creo que es un lugar especial para los dos, aunque nunca estuviéramos en él.


Te daré pistas. Comenzaré diciéndote que es aquel pueblo en la montaña en el que a parte de conocernos, yo viví mi mejor verano; pero olvida esta parte, pues no es del hotel en el que estuvimos de lo que pretendía hablarte. 


Cuando cogíamos el autobús cada mañana y cada tarde, depende qué autobusero nos llevara, solíamos pasar por una calle con muchos árboles a ambos lados... ¡ este es el lugar! ¿Te acuerdas de su nombre? Era el paseo de los enamorados.


Este es el sitio en el que he tenido esa visión. Ahí me imaginaba que retomábamos una pequeña "locura" de verano, pero esta vez para hacerla realidad en toda regla; comenzar en serio donde nació nuestra historia. Me cogías de la mano y me llevabas a lo largo de toda la calle, hablándome despacio con esa dulzura que tanto ansío y añoro en este momento. También silenciabas cualquier conversación parándote en seco para regalarme un beso, y sobretodo, tenías el don de ser capaz de decirme te quiero con una mirada.







viernes, 2 de septiembre de 2011

Solo para ti.

Sólo para ti
directo al corazón, 
te mando este misil hecho canción.
Sólo para ti,
que me das fuerza cada día,
borrando mi total melancolía.
Por todo aquello que me diste 
y que te di,
lo mejor de mi vida, lo hago solo para ti.


Sólo para ti,
que sabes cómo soy,
lo poco que yo tengo 
te lo doy.
Sólo para ti,
que me has tratado como nadie,
cuidando con cariño cada detalle.
Por todo aquello que me diste
y que te di,
lo mejor de mi vida, lo hago solo para ti.


Si tú supieras cuánto pintas en mi vida, 
no tendrías más salida
que vivirla junto a mí.
Eres la fuerza que me empuja 
hasta el vacío.
En tu mundo y en el mío
aún se puede ser feliz
y por eso solo canto para ti.











jueves, 1 de septiembre de 2011

Desde cero.

Hoy si que podríamos hablar de Año Nuevo. Uno de septiembre. Suficiente como para echarse a llorar, para querer aferrarse más que nunca al buen tiempo, a los ratos libres con nuestros amigos y a la buena vida. Pero es imposible. Desde el principio de la historia, la gente siempre quiso detener el tiempo, volver atrás, ir al futuro... pero lo que no llegamos a asumir es que es como la naturaleza; que nadie lo crea ni nadie lo controla.

En cuestión de días volveré a coger este ordenador, pero sin la tranquilidad que tengo ahora; pensaré: "tengo que ir a estudiar", y espero hacerlo en cuanto me lo proponga. Puedo decir que he tenido la oportunidad de vivir el mejor verano de mi vida hasta el momento, y que mai olvidaré el periodo estival de mis dieciséis años. Por mis semanas en Barcelona, por mi segundo Campus Bojan, por mis semanas en Galicia, por las grandísimas fiestas de los pueblos riojanos con los amigos, por las tardes de piscina, por la gente que he conocido, por la que ya conocía y he vivido grandes cosas con ellos... por todo eso creo que ha sido espectacular. No me queda más que volver a comenzar; a empezar de cero hincando los codos durante nueve meses. Sé que me costará sangre, sudor y lágrimas volver a sentarme en una silla, sacar los libros de la mochila y concentrarme; pero sacaré del cajón de mis sueños, el de las buenas intenciones, una gran motivación para hacerlo, y sé que con ella lograré conseguir todos mis objetivos.







Sé que sabes que eres la persona que más me apoya y me motiva. Sé que serás la persona que me dará un sermón siempre que diga que no puedo más, que lo dejo y me olvido... pero también sé que querrás como nadie que me salga todo bien, porque como nadie también deseas verme de sorpresa a tu lado. Espérame, porque aunque esto no haya empezado intuyo que tendrá un jugoso y bonito final. 










Recuerda que yo, más que nadie t'estimo i et trobo a faltar.